Una de cal, otra de arena. Rostros opuestos de nuestra actualidad. El fracking y Botnia nos ubican en un escenario que demanda definiciones y coherencia, por separado de las especulaciones electorales. 

Dos noticias muy recientes y contradictorias están agitando el aire entrerriano. “No habrá fracking”, aseguró el jueves el gobernador Urribarri, arremangado en plena campaña electoral. “El gobierno uruguayo autorizó el aumento de la producción pastera de UPM Botnia en Fray Bentos”, informaron varias fuentes el viernes. 

Por un lado, un signo de alivio. Por otro, un motivo de preocupación. Ambos efectos indican que estos gobiernos actúan sobre la marcha, según soplen los vientos, sin planificación alguna. Pragmatismo, encasillan los teóricos. Improvisación, comenta la calle. 

Cuestión de memoria
Del fracking se viene hablando desde hace casi dos años. No es asunto nuevo. Suena a destiempo la aclaración del gobernador, de todos modos bienvenida.

Urribarri despejó las dudas en una reunión partidaria de funcionarios y dirigentes realizada en Chajarí, similar a las que días antes había encabezado en Paraná y Concepción del Uruguay en clima de campaña. Palabras más, palabras menos: “Pónganse las pilas porque nos vienen mordiendo los talones” y pidió a su gente “multiplicar esfuerzos”.

No fue casualidad que definiera en Chajarí lo del fracking, pues esa zona de Federación está destinada a ser la primera del proyecto de exploración de nuestro subsuelo. Estudios realizados por YPF, sitúan en los departamentos Federación y Paraná las áreas probablemente más apropiadas. 

Según testigos, el primer mandatario fue categórico en la citada reunión: “No hay ningún programa, ningún proyecto, ningún borrador” sobre el fracking. Sin embargo, un leve ejercicio de memoria nos lleva a diciembre de 2011, cuando el gobernador, entonces recientemente reelecto, viajó a Londres invitado por la compañía Schlumberger, la mayor empresa petrolera internacional de fracking, en la que prestaba servicios Miguel Galuccio, designado poco después al frente de YPF. 

En silencio hacia el fracking
Es imposible probarlo, pero cabe suponer que en esa oportunidad se habló del tema. A todo esto el gobierno provincial ya había acordado estudios con Repsol-YPF en tiempos de Eskenazi, a quien conocía por ser propietario del Nuevo Banco de Entre Ríos, además de los bancos de Santa Cruz, Santa Fe y San Juan. El convenio se firmó en febrero de 2010 y en esta columna lo comentamos el 14 de ese mes y año.

No es un asunto nuevo ni traído de los pelos por destituyentes “de la derecha”. No bien asumió Galuccio en YPF, Urribarri propició -y obtuvo de la Legislatura- en junio del año pasado, la reforma de la ley 8916 del fondo energético, ampliando sus alcances a la financiación de “estudios, proyectos y obras de exploración y explotación de hidrocarburos”. Además en esa ocasión se transfirió la Secretaría de Energía al ámbito de la Gobernación, supuestamente para evitar interferencias. 

El 29 de julio del año pasado advertíamos en esta columna acerca de la necesidad de prestar atención a las novedades que se registraran al respecto. 

En agosto de 2012, Galuccio le anunció a Urribarri que estaba “todo previsto” para una exploración de 4.500 metros. Técnicos de YPF viajaron a Paraná el 4 de octubre, se reunieron con el gobernador y colaboradores y confirmaron la perforación de 3.500 metros en un lugar hasta ese momento no determinado.

´”Hablar de fracking es todavía prematuro”, comentó entonces el secretario de Energía, Raúl Arroyo, mencionando el término por primera vez en público desde el ámbito oficial. 

Volvimos sobre el tema en esta columna el 23 de febrero último. De manera simultánea había comenzado a crecer en la provincia el movimiento Entre Ríos Libre de Fracking. Se puso de pié la comunidad de Federación -quizá la primera- empapelando la ciudad a principios de año. Le siguieron otros lugares mediante asambleas, manifestaciones, declaraciones y proclamas, hasta la última novedad del jueves: “No habrá fracking”. En buena hora de campaña. Más vale tarde que nunca.

Una ruleta de indefiniciones
Nunca pudieron los gobiernos nacional y provincial disimular las idas y venidas, vueltas y revueltas, en torno de Botnia. Desde el principio. Si, no, vamos a ver, quién sabe, los gorilas, los tupamaros. Jamás entendieron que esta no era cuestión de partidos, sectores ni egoísmos, sino de toda una comunidad unida en defensa de la vida..

“Causa nacional” primero. “Marche preso” después. Entre ambos extremos infinidad de vacilaciones oficiales que ahora se pondrán nuevamente a prueba luego de la autorización de mayor producción otorgada por el gobierno uruguayo a la pastera. Las condiciones ambientales (refrigerar el agua servida, reducir el tenor de fósforo) no parecen suficientes. A la luz de los resultados de otras exigencias anteriores, lo más probable es que la empresa continúe haciendo lo que le parece. 

El fallo de la Corte Internacional de La Haya cumplió tres años el 20 de abril pasado. Nada significativo ha ocurrido. Los monitoreos están escondidos. De eso no se habla. Y es el elemento principal para resolver el conflicto. 

Ahora recrudecen las protestas de este lado del río. No puede ser de otra manera. Si el gobierno confunde prudencia con indecisión, estimula el extravío. Y así asistimos a una ruleta que gira del malentendido pragmatismo de rumbear según los vientos a la improvisación de actuar al tanteo.       

FUENTE:
DIARIO "EL DÍA" DE GUALEGUAYCHÚ