La UNIÓN CÍVICA RADICAL ha atravesado todas las contigencias políticas habidas en la República Argentina. Ha tenido sus momentos de sacudones que la han hecho trastabillar; muchas veces por cuestiones internas, y otras ocasionadas por travesuras consumadas por extraños que, sin querer, o queriendo, le han puesto condiciones adversas a lo que élla ( la U.C.R.) siempre quiso tener como bandera: la democracia. 

Empero, esta gloriosa causa nacional, también ha sido agraciada con la voluntad popular, circunstancia que la supo poner en la cúspide, para, desde allí, enderezar la carga de un país donde todo estaba desmoronado, igual que lo que ahora ocurre. Hoy, nuestra patria está descalabrada, somos un barco azotado por vientos huracanados que nos hacen tremolar y, si continuamos en ese estado calamitoso, ese barco se hunde sin que tengamos un gajo del cual asirnos para salvarnos. 

La persona encargada de administrar el Estado está aturdida, y para colmo de sus males, asesorada por funcionarios que atienden más su propio bolsillo, que al estómago de los pobres que no tienen ni una miga entre sus dientes. Es pues, una presidenta de ocasión a la que le hacen decir pavadas que avergüenzan a los gobernados.

La Patria de los Argentinos merece otro tratamiento. No caben dudas de que del tuétano del legado que nos dejaran nuestros prohombres - ésto dicho sin soberbia - tienen que emerger los hombres y las mujeres que enderecen el barco que decía antes. Hay que poner los principios al servicio del pueblo, fundamentalmente de ese (pueblo) desposeído, del que tanto nos hablaran Leandro Nicomedes Alem, Hipólito Yrigoyen y otros verdaderamente radicales. 

Esto, dicho así, sin eufemismos, puede sonar a pedanteria. Mas, los argentinos bien nacidos tienen la obligación innegable de salirle a la palestra a un estado de cosas que - reitero - es un barco que se hunde. "LA HORA DEL PUEBLO" y "LA MULTIPARTIDARIA", esta última, no para hacer contubernios ilícitos, todo lo que sea razonable y democrático, tenemos, los argentinos, la necesidad imperiosa de concretarlo, en razón de limpiar la embarrada cancha que nos dejarán los que se mofan de los crédulos que los votaron inocentemente. (Otros, no tan inocentemente.)

Por todo lo expresado y por muchas razones más, los radicales que obtuvieron algún cargo, y los que no lo obtuvieron también, deben encolumnarse en esta marcha patriótica, porque somos el partido de la redención; y más que por éso, porque los que hacen señas con la izquierda y gobiernan con la derecha, están llenado de espinas el camino que las gentes que desean trabajar sin la necesidad de firmar antes, un pasaporte (afiliación o como quieran llamrlo), que les sirva de presentación ante el patrón que quiere aparecer como el mesías - salvador, cuando en realidad es, nada más y nada menos que un castigador y ladrón de conciencias, un torturador que si bien no usa la picana, sí abusa de la espantosa necesidad de sobrevivencia de los que, los mismos y ocasionales mandamás son culpables.

Estoy totalmente consustaciado con la convocatoria general a los radicales, que ha formulado, recientemente, el presidente interino del partido, Diputado Don Foadi Sosa, dado el permiso solicitado, democrátimante, por el presidente, doctor Jorge Marcelo D´Agostino. ¡Así se procede, con altura, con gallardía, con honestidad y sin ningún atisbo de celos que no ennoblecen a nadie!

¡El partido radical está vivo; nunca estuvo muerto, como para decir que ahora estamos saliendo adelante! Yo recuerdo haberles dicho a la juventud, en plena dictadura, "QUE  SIEMPRE ESTARÁN NACIENDO NUEVOS RADICALES".

FUENTE:
HERMINIO ENRIQUE LUDI