El 16 de septiembre es una fecha que, es cara para los sentimientos de los argentinos, y en especial, debe su impulso a quienes la sintieron como propia desde la recuperación de la democracia: los estudiantes. 

Hoy, se recuerda un hecho represivo conocido como La Noche de los Lápices, y nos trae a la memoria a un grupo de jóvenes estudiantes secundarios que fueron secuestrados por la última dictadura militar (1976 – 1983) en la ciudad de La Plata (Bs. As.)

Esta fecha, que ahora desde hace unos años es de alcance nacional, el suceso acontecido, es conocido también mundialmente, porque en él se sintetizan muchos de los elementos más profundos de las memorias sobre el terrorismo de Estado y porque se trata de un hecho que atacó centralmente a los jóvenes.

La importancia del justo reclamo por sus derechos, el libre pensamiento y la opinión fueron las premisas de aquella lucha que comenzó en las aulas, pero que luego salió a las calles.

La fecha de La noche de los lápices permite entonces, no solo condenar al terrorismo de Estado, sino que a su vez, nos invita a recordar la vida de aquellos jóvenes que lucharon y participaron para construir un futuro mejor. Y puede, por último, constituirse en una ocasión propicia para acompañar el homenaje con un ejercicio reflexivo en torno a la situación educativa en la que hoy estamos como país.

Reflexionar sobre aquellas cosas que a pesar del tiempo y la triste historia, todavía pretenden imponerse, inculcándolas solapadamente y con argumentos poco democráticos, con el solo fin de propagar ideologías, esas mismas que provocaron el nacimiento de los años oscuros en la Argentina.

Proteger y defender entonces una educación centrada en valores, el respeto por el otro, por su pensar y por su opinión, sea esta, a favor o en contra, es nuestra obligación como ciudadanos,

La educación de nuestros hijos, sea pública o privada, debe llevarnos a estar comprometidos de lleno, en todo cuanto podamos actuar, por el bien de ellos y de las nuevas generaciones.

Para la UNIÓN CÍVICA RADICAL la educación ha sido siempre una de sus banderas fundamentales, ya que por medio de ella, se siembran los valores éticos y democráticos. Se forma no solo en conocimientos intelectuales, sino a ser buenos ciudadanos, a convertirse en partícipes activos de la vida nacional, capacitándolos con las herramientas necesarias, asegurándoles un futuro digno y esperanzador.

No importan los colores, ni mucho menos los tamaños, solo importa que los lápices, sigan escribiendo, aunque pasen miles de años.

COMITÉ “LEANDRO N. ALÉM” - VIALE